EN SUSPENSO…

 

Las denominaciones líneas de puntos y puntos suspensivos fueron adoptadas por la Academia en 1841. Estos tres puntos, tres y solamente tres (…), constituyen un signo utilizado para señalar la interrupción de un discurso, para darlo por conocido o sobreentendido, para indicar vacilación o para sugerir un final abierto.  Son parte de los signos de puntuación que, junto con las comillas, los corchetes y los paréntesis, forman parte de los signos delimitadores secundarios (delimitan fragmentos del texto)[1]. Constituidos por tres puntos escritos de manera consecutiva (...); forman una tríada (grupo de tres elementos vinculados entre sí, una trilogía trinitaria.  Se llaman así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el discurso.

“En vez de poner punto final a esta relación, vamos a dejarla en puntos suspensivos”; la expresión anterior es evidencia de un signo que además de ser ortográfico (tres puntos consecutivos (…) y solo tres –indica la Ortografía de la lengua española, RAE), posee un valor semántico, con el potencial de dejar algo implícito, de aludir sin nombrar. Es un signo cuyo valor transmite un significado: no es lo mismo decir que se pondrá algo entre paréntesis [en pausa] a decir que se va a dejar en suspensivo [en suspenso]. Tampoco es similar un ¡Bueno!, a un Bueno…, cuya curva melódica es distinta.

Con respecto a la función de dicho signo indica Wikilengua en español: «Supone una interrupción de la oración en un final impreciso. En la pronunciación representan una pausa y una entonación suspendida». Se utilizan como ejemplo ilustrativo del famoso monólogo de Hamlet: Ser… o no ser…  Se emplean cuando se desea dejar algo inacabado, enfatizar el discurso o insinuar. Se traducen, en inglés, con los el nombre de suspensión points, ellipsis y coloquialmente como three dots. El blog Grammarly.com indica al respecto: «An ellipsis, or ellipses in the plural form, is a punctuation mark of three dots (. . .) that shows an omission of words, represents a pause, or suggests there’s something left unsaid».

El origen del vocablo, cuya etimología proviene del latín suspendĕre, y este de sus- y pendere (dejar pendiente), queda un poco en suspenso (como su nombre), aunque se les atribuye a los griegos. Alex Grijelmo, (El País) indica que la primera Ortografía española, de 1741, ya recogía los puntos suspensivos (si bien los llamaba “puntos seguidos”). La Academia (RAE) incorporó su definición en el Diccionario de 1869, dentro de la entrada “punto”, por lo que dicho signo cuenta con parientes ortográficos (el punto y coma y el punto). Keith Huston (2015), en una publicación de BBC Culture, titulada El intricado origen de los signos de puntuación comenta al respecto: «Así las cosas, la puntuación en el apogeo del Renacimiento podría resumirse como sigue: una mezcla de los antiguos puntos griegos; puntos y comas, signos de interrogación y otros derivados medievales; y los más recientes inventos, la barra y el guión»

 Por ser un signo mayormente discrecional se usa y se abusa de este. La Ortografía de la lengua española (RAE, OLE, 2010),  el Diccionario panhispánico de dudas (RAE, DPD, 2005) y Fundéu, en su publicación Puntos suspensivos, claves para su uso adecuado ofrecen recomendaciones sobre su uso, entre las que se alude a:

  •  El espacio entre los puntos suspensivos no se separa; contrasta con algunos estilos anglosajones, donde los puntos están claramente espaciados: According to the Chicago Manual of Style, each dot should be separated from its neighbor by a non-breaking space.
  • La eliminación del punto final al finalizar el enunciado (no se añade otro punto).
  • La ubicación en relación con los otros signos de puntuación: los puntos deben aparecer dentro de los signos de interrogación o exclamación cuando el enunciado que aparece dentro de ellos está incompleto, y fuera de ellos cuando el enunciado está completo: ¡Ay bendito…! ¿Me habrá entendido?...
  • La supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual en cuyo caso se alude mediante el uso de tres puntos entre corchetes […] (denominados puntos entrecorchetados o corchetes intrapunteados) para indicar, al transcribir un texto, que se ha omitido un fragmento del texto original.

Además del uso, existen recomendaciones y comentarios sobre el abuso, entre estos se destacan:

  •     El uso indeterminado: son signos de puntuación que se representan por tres puntos alineados horizontalmente, son solamente tres en la redacción. Es decir, lo puntos suspensivos no son un bla, bla, bla.
  •     Los puntos suspensivos no son un etcétera (etc.), sino que se excluyen entre sí, ya que ambos indican que una enumeración podría continuar.
\  Alex Grijelmo, destaca la presencia de los puntos suspensivos utilizados en la comunicación electrónica: Han renacido los puntos suspensivos. Uno se los encuentra dando saltos por el móvil, la tableta, el ordenador; alegres y dicharacheros. Asimismo, Karelia Vázquez, en la publicación Enganchados a… los puntos suspensivos, destaca la afición a estos tres puntitos: «Vivimos en una hemorragia de puntos suspensivos. No exagero. Entre los emails, los estados de Facebook, los tuits y los WhatsApp, este signo vive su gran revolución. Nunca antes lo habíamos necesitado tanto». En la publicación electrónica de Antonio Díaz (2015) El discreto encanto de los puntos suspensivos se comenta sobre su uso y abuso: «En publicidad son un comodín muy socorrido, alimentado por su uso a todas luces excesivo en los mensajes cortos, y no tan cortos, de las redes sociales, provocando un empobrecimiento del discurso».

Si bien en un contexto de incertidumbre, los puntos sirven para indicar el suspenso, expectación, omisión (puntos entrecorchetados), estos NUNCA sustituyen un etcétera, tampoco son un bla, bla, bla; ni son un relleno en el texto.

 


  • [1  López Jiménez, I. E. (2016). Textura Escrita. Jugando a la rayuela. Producción de textos escritos.

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

DIVERSIDAD ÉTNICA

NIVELES DE EXPRESIÓN

CARGA SEMÁNTICA