AL OJO
La forma,
el formato es aquello que se capta a primera vista, al ojo. Continuando con aquello que se capta con el
sentido de la vista, al ojo, se tratará el tema de
los signos gráficos (grafemas) que componen la escritura: ver, mirar y observar son acciones distintas, pero ver es el requisito indispensable. Para poder ver se requiere que el
escrito sea legible. La legibilidad
es la facilidad con la que se puede leer y
entender un texto. Es decir, se trata de la aptitud o cualidad de un texto para
ser leído e interpretado con facilidad y comodidad. Se determina como alta cuando puede ser leído fácilmente y como baja cuando presenta mucha dificultad. Dicha
aptitud hace referencia a los elementos tipográficos y a la presentación del
escrito en la página.
La
tipografía es el conjunto de letras,
caracteres o números que tienen un diseño característico. Se
conoce como una familia tipográfica
a un conjunto de signos alfabéticos y no
alfabéticos que comparten las mismas características estructurales y
estilísticas, basados en una misma fuente; por lo que la legibilidad
tipográfica se relaciona con el tipo de letra y la facilidad para
captarla visualmente.
La legibilidad requiere de estímulo visual (texto legible). Según las recomendaciones sobre la legibilidad formal (tipográfica), para facilitar la lectura de un texto se debe tener en cuenta lo siguiente:
- La fuente,
originalmente, era una figura con un tamaño, peso y estilo o tipo de
letra. En el uso moderno, fuente o fuente tipográfica es el conjunto de modelos (letras, signos
y otras marcas) que representan a cada uno de los caracteres de una letra,
basados en un diseño particular. De acuerdo con el diccionario académico
(RAE, DLE), es el conjunto de signos gráficos de un tipo y tamaño
determinados, procedente del inglés “font”. Esta denominación, que en su
origen fue un calco del inglés font o fount, emparentado con el francés fonte, se refiere a los antiguos tipos móviles
fundidos en metal. Actualmente se considera una palabra plenamente
asentada en español.
- La clase de letra cada familia de letras puede adoptar varios estilos tipográficos. Estos estilos se agrupan en varias categorías de acuerdo con: la inclinación la letra redonda (sin inclinación), llamada “letra neutra y letra básica” o la cursiva o itálica); el tamaño (MAYÚSCULA, minúscula o VERSALITA); el grosor o grueso del trazo que distingue la letra redonda llamada también “letra pelada” o simple”; de la letra negrita o negrilla (bold, en inglés) la posición o ubicación, como la letra volada (voladᵃ), vᵒladita o letra supᵉrior.
Si bien las recomendaciones en torno a la legibilidad de las fuentes varían, hay consenso en torno el tipo de letra y de su uso: para lograr mayor legibilidad tipográfica se debe limitar el uso de recursos (resaltes) tipográficos: letras cursivas o itálicas, letras MAYÚSCULAS (letra capital, letra de caja alta) y letras negritas o negrillas. También se sugiere utilizar cada tipo de letras por separado (no combinar o mezclar los estilos) y limitar el uso de las “comillas dobles” a lo largo del texto. Se recomienda, en torno al tipo de letra, utilizarlo solo cuando el manual de estilo y la ortografía lo requieran: “lo poco agrada, PERO LO MUCHO ENFADA” [ejemplo negativo].
Aunque el letrismo (movimiento poético de vanguardia surgido
en París en la década de 1940) se haya circunscrito al valor estético de las
letras, su influencia persiste a través de asociaciones de las fuentes
tipográficas con las impresiones y las percepciones, por lo que, en tercer lugar, es necesario tener en cuenta lo que la letra comunica visualmente.
En la publicación titulada Guía rápida sobre
psicología de las tipografías para tu marca personal profesional (Ángela
del Cielo O., 2022) se comenta sobre la selección de las fuentes tipográficas:
- Las fuentes Serif (con
serifas o remates curvos): Se conoce esta tipografía por las líneas
unidas a las letras, estas líneas o adornos están ubicados en los extremos
de los caracteres tipográficos. Se suele considerar que las letras con
remates son adecuadas para la lectura en papel. Algunas tipografías
asociadas son: Book Antigua, Cambria, Garamond, Times New Roman. Se consideran ideales
para: empresas financieras, instituciones académicas, periódicos,
editoriales.
- Las fuentes Sans Serif (sin serifas o sin remates curvos): En esta
tipografía los caracteres carecen de pequeñas terminaciones, o de remates.
Se suele considerar que las letras sin remates son ideales para la lectura
en pantalla. Algunas tipografías asociadas a estas fuentes son: Arial, Calibri, Tahoma,
Verdana. Se consideran ideales para la comunicación digital.
En un principio las fuentes Sans Serif,
llamadas también palo seco, fueron aceptadas con reservas. Sin embargo,
cuando los diseñadores modernistas del movimiento Bauhaus las adoptaron,
se asoció dicha tipografía con el diseño de vanguardia, el comercio y el
intento del modernismo de romper con el pasado.
Además, la
selección de una fuente tipográfica debe adecuarse a la proyección de la imagen; qué imagen se quiere proyectar en función
del objetivo comunicativo. Hay que tener en cuenta que la proyección de una
imagen se ubica en un contexto: la imagen pública, la imagen profesional, la
imagen (identidad) social, etc. Así, por ejemplo, un lugar de diversiones, como
Fun City, podría utilizar Comic Sans; otras fuentes decorativas o de fantasía
suelen tener una función expresiva y son
ideales para actividades artísticas y fiestas. Otras, como Chiller, luce como una fuente apropiada para Halloween.
Por
otra parte, hay que distinguir entre legibilidad tipográfica y
legibilidad lingüística. La última se relaciona con la facilidad con la que se
puede leer y entender un texto. Hasta el momento, se ha abordado el tema de la
forma, la «Calidad de estilo o modo de expresar las ideas el escritor, a
diferencia del fondo sustancial de una obra» (Diccionario de redacción y
estilo, José Martínez de Sousa). El modo de expresar las ideas (forma) se
vincula con la imagen que se quiere proyectar y con el estilo.
En diseño gráfico, la legibilidad va más allá de lo estético. Está directamente relacionada con la eficacia comunicativa del mensaje: un buen diseño editorial no solo tiene que ser atractivo, sino también claro, estructurado y accesible. La palabra accsesible se aplica a la persona o cosa a la que se puede acceder o llegar sin dificultad. El concepto de accesibilidad universal se emplea e referido a la condición que deben cumplir todos los entornos para que sean compresnsibles por todos los ciudadanos.
La legibilidad y la accesibilidad
dependen también del contraste. El contraste se refiere a la diferencia notable entre elementos opuestos
en una imagen, diseño o composición. Estos elementos pueden variar en términos
de color, forma, tamaño, textura o luminosidad, y el contraste se utiliza para
resaltar estas diferencias, siendo una herramienta esencial en la percepción
visual y en la comunicación visual. Se utiliza para crear énfasis, claridad al
destacar las diferencias visuales entre elementos. Las características clave
del contraste en la percepción visual incluyen la diferencia notoria entre
elementos, la capacidad de resaltar áreas específicas y la mejora de la
legibilidad y la claridad.
El contraste de color se refiere a la diferencia de claridad u oscuridad entre el texto y su fondo. Cuanto mayor sea el contraste, más fácil será la lectura, especialmente para quienes tienen discapacidad visual o baja visión. Una regla general es asegurarse de que el texto se distinga fácilmente del fondo sin forzar la vista. Cuando no hay suficiente contraste entre el texto y el fondo, pueden surgir dificultades para leer y comprender el contenido.
Texto negro sobre fondo blanco (o viceversa) es lo más legible. Se recomienda evitar combinaciones con bajo contraste, como gris claro sobre blanco, o colores similares (muy claros) que dificulten la lectura. Los colores que cuentan con una excelente contraste sobre un fondo blanco son el azul, verde y otras letras en tonalidades oscuras. Cuando el fondo no pueda ser blanco porque así lo deseamos o por cualquier otro motivo, los colores negro, azul, verde sobre fondo amarillo son legibles para el lector.
La legibilidad, el lenguaje claro
y la accesibilidad
comunicativa mantienen estrechos vínculos, pues dichos
conceptos tienen el propósito de lograr una mejor comprensión del mensaje.
Según se expresó en la entrada pasada (post) Lenguaje
claro y accesible, de este Blog,
cabe plantearse la necesidad de emplear un enfoque abarcador desde la
perspectiva del texto, tanto desde el marco del lenguaje
claro como desde la legibilidad incluyendo la “lecturabilidad” (palabra que no figura
en el diccionario académico, pero se recoge en la Guía panhispánica del
lenguaje claro), partiendo desde un punto de vista comunicativo.

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