APOROFOBIA

La fobia “aversión obsesiva”, “miedo irracional” es el prefijo que compone el nuevo vocablo que ha sido elegido (electo es adjetivo) palabra del año 2017 por la Fundación del Español Urgente (Fundéu). Resulta también urgente el diagnóstico de actitudes que puedan generar la denominada aporofobia.

La entrada anterior de este blog, destinada a las actitudes, trataba sobre la actitud lingüística hacia la erre velar, tema que ha generado discrepancias en torno a la estigmatización de dicha variante. Cabe decir que en la denominación “erre arrastrá” para dicho fenómeno se revela implícitamente una actitud estigmatizada.


Desde el punto de vista de las actitudes, hay registros que corresponden a un nivel de lengua de los estratos sociales; entre estos registros se encuentra el correspondiente al nivel vulgar que se aparta de la norma lingüística. 

En lo que concierne a la pronunciación, en el español de Puerto Rico hay rasgos particulares que corresponden a estratos bajos tales como el alargamiento vocálico, el cambio de i por e, y de e por i (Origen del dicho “lechi di poti”): [Meeera muchaaacho desinquieto].

Desde el punto de vista morfológico, el habla coloquial y el habla vulgar se caracterizan  por la elisión (eliminación) de las sílabas finales: ná, pa [voy pal pueblo]. Existen otros fenómenos que lamentablemente responden a la escolaridad y no necesariamente a la clase social, tales como el uso de habemos, de hubieron en forma impersonal; también entra dentro de esta categoría el consabido uso negativo de los enclíticos (pronombres que se integran a las palabras) tales como callensen, vayasen, delen.

En todo caso, la aporofobia puede ser material o figurada. Los pobres en espíritu exhiben una genuina humildad y están despojados de todo orgullo. 

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