CÓDIGO DE VESTIMENTA: QUÉ ME PONGO




Un código es el conjunto de normas y reglas sobre cualquier materia. Hay muchos tipos de códigos y esto depende del contexto en donde se empleen: el código de barras (comercio), el código civil (jurídico), el código genético (ciencia), código postal (telecomunicación), el código de vestimenta (dress code).

            En la teoría de la comunicación y de la información, el código es el elemento integrante de un sistema comunicativo que le da forma o que cifra un mensaje que pretende ser transmitido. Los códigos están constituidos por símbolos, señales o signos, interconectados a través de ciertas reglas, que les dan sentido y coherencia. Forman parte de dicho sistema comunicativo el código lingüístico compuesto por fonemas o signos sonoros (oral) y por grafemas o signos gráficos (escrito).

 La comunicación no verbal (extralingüística y paralingüística) se compone de diversos códigos que dependen del sistema de signos utilizado: cinésica (gestos, ademanes, miradas), cromática (colores), cronémica (tiempo), icónica (símbolos), paralingüística (sonidos no lingüísticos), proxémica (distancias), vestimenta (ropa).


La vestimenta forma un código definido por el contexto y por la situación comunicativa, por ejemplo,  el deporte, la salud, la seguridad, la ciencia y la empresa cuentan con un código de vestimenta específico que responde a las expectativas del público: un jugador de fútbol (soccer), un cirujano, un policía, un militar, un técnico de laboratorio y un funcionario de un banco responden a un código de vestimenta definido. El usuario o usuaria puede transgredir esas normas cuando se “disfraza”; así en una fiesta de disfraces, alguien puede decidir disfrazarse de futbolista o de camarero.

El código de vestimenta abarca también otros aspectos de la vida, tales como la sociedad (la vestimenta informal, la formal, la de etiqueta, el traje de boda), la cultura (los trajes típicos de cada país) y la religión (la vestimenta usada por un miembro de una religión determinada).

Si bien la vestimenta y su código son aspectos importantes que deben considerarse en el mundo laboral (ocupacional y profesional), también es necesario considerar que el “hábito no hace al monje” y que lo más importante es no terminar siendo un “ñame con corbata”, un tubérculo insignificante, pero bien vestido.


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