MEDIACIÓN LINGÜÍSTICA Y CULTURAL

 




La mediación (RAE, DLE), referida a la acción y efecto de mediar, es la actividad desarrollada por una persona de confianza de quienes sostienen intereses contrapuestos con el fin de evitar o finalizar un conflicto.   El/la mediador/a es aquella persona que media entre dos partes con el fin de ponerlas de acuerdo en un pleito o negocio. La figura del mediador surge, como unión entre personas que no comparten la misma lengua y la visión de mundo para contribuir al buen entendimiento entre las dos partes. Otro concepto asociado con dicha figura de mediador es el interaccionismo social. La mediación consiste en transmitir un discurso de tipo verbal: oral o escrito, en lengua de señas, dando lugar a un discurso equivalente en una lengua, bien de tipo oral, escrito o de lengua de señas. También incluye elementos relativos al paralenguaje, los elementos no verbales de la comunicación oral: el acento, el tono (entonación), el volumen, la velocidad, la modulación y la fluidez.

Según se comenta en la publicación del Centro Virtual Cervantes, el concepto de mediación lingüística nace como respuesta a una nueva realidad social en la que el aumento de los contactos entre diferentes culturas, los movimientos migratorios y la convivencia de diferentes nacionalidades generan necesidades y conflictos comunicativos. Los fenómenos de la globalización, la digitalización y la migración han ocasionado que los países sean cada vez más multiculturales. La mediación interlingüística e intercultural es un conjunto de actividades llevadas a cabo por mediadores que facilitan la comunicación entre personas de otras culturas/lenguas y los trabajadores en contextos públicos como la salud, el ámbito jurídico, el administrativo, el empresarial, etc.

La mediación lingüística se produce entre hablantes de diferentes lenguas y de culturas distintas. Durante un intercambio de información lingüística se asiste, de forma implícita, a un interesante contraste de culturas que es importante conocer y dominar para entenderse de manera eficaz. Por tanto, hablar de mediación lingüística conlleva trabajar la esfera cultural, hasta el punto de que la fórmula mediación lingüística y cultural es ya una expresión afianzada.

 Entre las estrategias de mediación más frecuentes figuran:

  •  Aplicar en diferentes contextos los conocimientos adquiridos sobre el tema.
  •  Adaptar al discurso a las necesidades del interlocutor (nivel de lengua, registro).
  • Contextualizar de acuerdo con las necesidades interpersonales (cortesía verbal, implicaturas del mensaje, tono).
  • Describir procesos y adaptarlos al contexto comunicativo.
  • Explicar y aclarar conceptos.

-       Entre las actividades de mediación, se encuentran: 

  • la mediación oral: la interpretación simultánea, la interpretación consecutiva y la interpretación informal. 
  • la mediación escrita: la traducción técnica, la traducción literaria, el resumen (en la misma lengua del texto original o en otra lengua) y la paráfrasis (por ejemplo, de un texto especializado para profanos).
  • la mediación no verbal: la aplicación de conceptos relacionados con el lenguaje simbólico, el paralenguaje, la kinesia, la proxemia.

La mediación se ha utilizado como un método de resolución de conflictos aplicado en distintos contextos. Los seres humanos se comunican a través del lenguaje, cuya práctica requiere el dominio de un código verbal y no verbal. Además, la contextualización requiere el dominio de la pragmática lingüística. En ocasiones, existen discrepacias en la interpretación de dichos códigos. Para armonizar y llegar a un consenso sobre dichas interpretaciones surge el mediador de conflictos linguísticos y culturales, un rol que cobra cada vez más auge en un mundo plurilingue y pluriculturtal, caracterizado por la diversidad.



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